POR QUÉ NO HAY INVERSIONES?

A través de su expansiva prensa cautiva, el Gobierno Nacional ametralla con noticias optimistas y esperanzadoras sobre la realidad social y económica de la Argentina, pero la realidad de los números, o lo que ellos esconden, es otra.

Más allá de los falsos índices a los que nos tiene acostumbrados el INDEC, como por ejemplo, los de la pobreza, indigencia, inflación, etcétera, hay datos que la administración K informa y que son ciertos pero no dicen la verdad.

Cuando anuncian el record de dólares en reserva del Banco Central, no explicitan que más de la mitad es deuda u obligaciones contraídas y, por lo tanto, no son reservas de libre utilización. No nos olvidemos que resulta muy sencillo incrementar la reserva del BCRA emitiendo deuda para ello.

Cuando informan que aumentaron las ventas en distintas ramas de la economía (comparadas con el mismo mes del año pasado), como si esto demostrara el crecimiento industrial y comercial que vive el país, no dicen que esos porcentajes de aumento, salvo algunas excepciones como la fabricación de automotores, son inferiores a los que genera la verdadera inflación, lo que indica que, en lugar de crecer, estamos decreciendo.

Cuando comunican que mes tras mes tenemos superávit comerciales, no aclaran que la gran mayoría de esos millones de dólares, en lugar de invertirse en la Argentina, se fugaron al exterior. Es decir que, desde hace mucho tiempo tenemos un superávit comercial que no se queda en el país. Al no existir inversiones, los constantes aumentos de salarios sólo están agregando inflación al estancado proceso productivo y comercial.

¿Y por qué no aparecen las inversiones que la nación necesita para su desarrollo y para contener la inflación? 

Lo podría resumir con una reciente expresión de Néstor Kirchner: “Hay que terminar con el discurso de que cuando se suben los salarios hay riesgos de inflación. Lo que puede generar peligro de inflación es que alguien se quiera llevar más renta de la que le corresponde”

Toda una joya de incompetencia intelectual y económica que sirve como símbolo para explicar la desinversión.

Analicemos la frase de Néstor. Cualquier estudiante del primer año de economía sabe que si hay aumentos de salarios sin una correlación con aumentos de producción e inversión en bienes de capital se motoriza la inflación. No se trata de una cuestión de voluntad, sino que matemáticamente, cuando los costos aumentan pero no los beneficios, los precios tienden a subir.

A su vez, cuando Kirchner dice que “alguien se quiere llevar más renta de la que le corresponde”, nos enfrentamos ante varios dilemas: ¿cómo se puede determinar si alguien gana más sin aclarar el concepto de “lo que le corresponde”? Porque, por ejemplo, ¿qué le correspondería a un almacén de ramos generales en el Gran Buenos Aires? ¿Y a un supermercado? ¿Un fabricante de autos? ¿Una carnicería de barrio? ¿Un quiosco? ¿Un granjero? ¿Y a una multinacional financiera?  Hay que descartar una definición por porcentajes porque sabemos que un 20% de diez millones no es lo mismo que un 20% de diez mil pesos. Entonces, ¿cómo podemos determinar lo que un empresario necesita de beneficio para que arriesgue su dinero en inversiones? Además, ¿es ético que decidamos u opinemos sobre un dinero que no nos pertenece?

No hay claras ni definidas respuestas a todas estas preguntas, por lo que la frase de Néstor Kirchner es inconsistente por el concepto que implica, e improcedente por las nefastas consecuencias que tiene en el empresariado. Es que a muy pocos inversionistas les interesa arriesgar dinero cuando el poder político les indica qué beneficio considera correcto y cuando los datos oficiales de la economía son falsos, ya que pierden la capacidad de proyectarlas. En la mente de un capitalista (invertir significa disponer de un capital y arriesgarlo) son los datos del mercado y el nivel de la competencia los que le indicarán los valores posibles de los productos que comercializará y la conveniencia o no en arriesgar su dinero.

Cuando la presidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner, dijo días atrás: “No es cierto que en la Argentina no haya certezas para invertir. Siempre el capital se mueve por la rentabilidad y no por cuestiones sentimentales»,  demuestra manejarse sólo con la mentalidad de los empresarios amigos del gobierno o de aquellos que ya están instalados desde hace décadas y gozan de mucha experiencia y cintura política, porque a los demás no es justamente la rentabilidad lo que más los mueve. Aquí como en cualquier parte del mundo, la seguridad y la no dependencia de los arbitrios y caprichos del poder político son siempre más importantes que los beneficios que pueden obtener circunstancialmente. Si no fuera así, nadie invertiría en países que detentan records de inversión como son los Estados Unidos, Japón o Alemania, por ejemplo, ya que los porcentajes de beneficio que se pueden obtener en estas naciones son ínfimos comparados con otros países. 

VIVIR A COSTA DEL OTRO

“El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona. Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso es… mi querido amigo... la decadencia de cualquier nación.” Adrian Rogers (1931-2005) Pastor bautista y escritor norteamericano. 

Todo el discurso oficialista apunta a fortalecer ideas tales como que una parte de la población tiene derecho a reclamarle a otra la satisfacción de sus carencias y que es el Estado el Robin Hood que debe quitarles a unos para darles a otros. También desde el oficialismo se han encargado de amparar al empresariado amigo eliminando sus competencias. Estas empresas amigas se van quedando con los servicios, las materias primas y los medios, y reciben órdenes del matrimonio K. Se ha generado el fenómeno de que hoy las estructuras económicas se encuentran más concentradas que en la década del 90 por lo que, los beneficios económicos no pasarían por la eficiencia y la innovación, sino por el mayor o menor “contacto” que se tiene con el Poder Ejecutivo, “comisiones” mediante.

Parecería que somos pocos los que nos animamos a pensar en las consecuencias que tiene sobre la inversión el hecho de que exista en la sociedad la creencia de que tenemos derecho a recibir algo aunque no nos pertenece, o que haya otros, o un Estado, que tienen la obligación de darnos lo que nosotros requerimos por el simple mérito de existir. ¿Cómo puede desarrollarse una nación en la que se ha enquistado desde hace décadas –porque los Kirchner no son los únicos culpables de ello– una cultura que promueve una sociedad en la que todos quieren vivir a costa de los demás mientras esperan al mesías que le garantice el bienestar personal sin grandes esfuerzos, sacrificios ni riesgos.

En una nota, el economista y ensayista Roberto Cachanovsky escribió: “(…) todos quieran vivir a costa del otro. Por eso las recurrentes crisis económicas y políticas. Porque muchos quieren vivir sin trabajar eficientemente y aumentar sus ingresos y patrimonios vía la expoliación de sus semejantes usando al Estado como instrumento de expoliación. (…) Dicho sea de paso, no es casualidad que vivamos con continuos escándalos de corrupción (…) ¿Por qué tanta corrupción? Porque cuando un funcionario tiene la potestad de decidir ganadores y perdedores en la economía firmando una simple resolución o decreto, dispone de una fenomenal herramienta para pedir coimas a cambio del beneficio que otorgará. Bajo este sistema del Estado repartidor y gastador se ha construido un gigantesco mercado de tráfico de influencias con las tarifas correspondientes. (…) Es el sistema que por definición es corrupto.”

Esta cultura no está relacionada con el socialismo o el liberalismo. En nuestros países vecinos, el empresariado goza de una importante valoración social y fueron gobiernos socialistas los que durante los últimos años manejaron el poder político estableciendo una comunión de ideas con ese poder económico con la constante mira de facilitar la renta, las reinversiones de esos beneficios y el incremento de la ocupación laboral. Ellos crecieron mucho más que la Argentina y hoy por hoy, reciben las inversiones que no recibe nuestro país.

No hay mucha ciencia en todo esto. Si estás continuamente mordiendo la mano del que te da trabajo, tarde o temprano, esta mano te soltará.

Mientras que los Kirchner no parecen comprender por qué las empresas no invierten cuando ellos prometen protegerlas y “asegurarles” beneficios, el capital sigue huyendo de la Argentina. Más de cincuenta mil millones de dólares en tres años se fueron para otros países. Todo un record.
Alguien debería enseñarles al matrimonio presidencial que los capitalistas invierten mucho más cuando el futuro del mercado es transparente y las reglas comerciales se cumplen que cuando el “manda más político de turno” les promete el “oro y el moro” al mismo tiempo que los tilda de ladrones, los culpa por la inflación y los amenaza con una pistola si no le hacen caso.  

Enrico Udenio
29 de julio de 2010

5 Respuestas a “POR QUÉ NO HAY INVERSIONES?

  1. Buenísimo Enrico, y muy claro.
    Nosotros siempre somos los «genios» que aplicamos las políticas correctas, los otros son unos giles……….eso sí cada tanto (ó siempre) la realidad nos propina un cachetazo , pero seguimos mirándonos el ombligo ……..y no aprendemos.
    Cuando los americanos estaban al mando del negocio del petroleo en VENEZUELA , todo el mundo (sudamericano) quería ir a trabajar allá, hoy que la industria fue RESCATADA por el «preclaro» presidente bolivariano, es uno de los países mas pobres de sudamérica, y por supuesto nadie pensaría en emigrar allá.

    Como ud. dice los K saben mejor que el mercado que,comoy donde invertir…………… el resultado: cualquiera que asome un poquito su cabeza fuera del agua …….compra dólares y si puede los saca fuera del país.

    El otro día leí un reportaje a Piñera (pte. de chile) , admitía que chile habia DECRECIDO por la crisis 1,5 % en 2009 , yo me pregunto ¿ Si un país serio y previsible , con todo el futuro por delante, DECCRECIÓ en 2009 , será cierto que nosotros hayamos crecido, 6, 7 % ?

    Mi impresión es la misma que la suya, argentina está yendo para atrás, lamentablemente.

    Saluti.

    • Estimado Gerardo, como ya sabemos, no es mi costumbre intervenir en el foro del diario o el blog, pero en esta ocasión lo hago porque extraigo de sus palabras que muchos pueden entender que en mi nota afirmo que la Argentina está retrocediendo en su desarrollo.
      No es así. En realidad, el país está sobrellevando bastante bien la crisis nacional e internacional. Desde ya que pienso que podría irle mucho mejor si los Kirchner cambiaran muchas cosas de su visión política y económica, pero también podría irle peor si no hubieran acertado en algunas decisiones que ellos ejecutaron correctamente.

      En general, mis análisis los realizo dentro de una visión holística de la vida. Es decir, que todo está relacionado con lo que nos pasa. Si nuestros vecinos (la zona de influencia a la que pertenece la Argentina) estuvieran peor que nosotros podríamos decir que no nos va mal y que algo bueno debemos estar haciendo para conquistar un mejor desarrollo que ellos. Pero cuando se da a la inversa, debemos buscar y analizar las causas que nos está llevando a perder mercados, inversiones y sufrir una fuerte inflación mientras países como Uruguay, Chile, Perú y Brasil, por ejemplo, ganan mercados, reciben importantes inversiones y tienen muy poca inflación.
      Mis análisis, a su vez, se basan también en la potencialidad que tiene cada país, ya que una cosa es opinar sobre las posibilidades de desarrollo de un país pobre y con pocos recursos humanos y económicos, y otra muy diferente hacerlo con una nación de la envergadura de la Argentina.
      Desde ya, sabemos que la Argentina tiene potenciales muy superiores a nuestros vecinos, pero que, hoy por hoy, sobrevive gracias al campo -y en especial al cultivo de la soja- teniendo recursos humanos y de riqueza enormemente más amplios para aprovechar mejor.
      Estoy convencido que si en los últimos años hubiéramos hecho los deberes de una manera más seria y responsable, probablemente podríamos haber estado hoy en un nivel de igualdad geopolítica similar a Brasil, pero en cambio, éste gran país vecino nos sacó -utilizando un término «burrero»- varios cuerpos de ventaja.
      Esperando haber aclarado un poco el concepto de mis análisis, lo saludo cordialmente.

      Enrico Udenio

  2. Excelente como siempre Enrico Udenio. Entre el Indec, la inseguridad jurídicay la falta de acceso al crédito, flor de plato para cualquier inversor.

  3. como dice un primo mío. más claro echale barro!!!
    muy bueno como siempre

  4. En los 70 la izquierda se la pasaba hablando del «imperialismo yankee» como la causa de todos los males del mundo, y en especial de los nuestros. Hoy en día ni el zurdo más zurdo menciona esas palabras. Lo cierto es que EEUU parece que ha dejado de tener interés en Argentina. Solamente nos convoca para alguna resolución contra Irán, o algo así.
    La política exterior norteamericano ha beneficiado a algunos paises (Corea del Sur, Taiwan, Indonesia, etc.), y ha perjudicado a otros (Irak, Afganistán, etc.). Ahora, en decadencia, con una enorme deuda externa, déficit fiscal y comercial, crisis, recesión, trata de mantener a toda costa la supremacía militar para amortiguar la caída.
    Pero para nosotros ha dejado de ser un «cuco».
    El gobierno ha reflotado otros cucos, como la»oligarquía terrateniente», los «fachos», que realmente si existen tienen una cuota ínfima de poder.
    Todo para justificar una ausencia de políticas de estado, una falta total de capacidad, que cada vez nos hace retroceder más con relación a nuestros vecinos y a muchos otros países del mundo.
    Es posible que el «pan y circo» pueda prevalecer sobre la racionalidad?

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