LOS DESATINOS INSTITUCIONALES

ESTA NOTA SE ENCUENTRA TAMBIÉN EN EL PERIÓDICO
WWW.LOSANTEOJOSDELTATA.COM.AR

Los graves sucesos institucionales que están aconteciendo en la Argentina, con delicadas implicancias internacionales como es el caso de los embargos por la deuda externa impaga, me traen a la memoria recurrentes diálogos entablados durante décadas con amigos y conocidos peronistas. Cuando en ellos yo destacaba la vital importancia que tiene para un país el cumplir con las normas y las leyes, la respuesta era siempre la misma: se trataba de formalidades que carecían del nivel de importancia que yo le daba, porque lo verdaderamente importante era cumplir con el objetivo socio económico propuesto.

En la cultura peronista, las instituciones tienen sentido de existencia siempre y cuando no sean un impedimento para el rápido logro del objetivo deseado. Esta creencia quedó incorporada desde que su creador, Juan Domingo Perón, utilizó el apoyo electoral recibido para intentar dominar las instituciones que competían con su poder.


Todavía hoy, sesenta años después, nos quedamos atónitos cuando escuchamos decir a un ministro de la nación, Aníbal Fernández, que la autonomía del Banco Central de la República Argentina no tiene sentido porque su presidente no fue votado por el pueblo. Con este concepto, este ministro nos está diciendo también que no tendría sentido la existencia de la autonomía e independencia del Poder Judicial, ya que los jueces tampoco fueron elegidos por la población. Por lo tanto, si nos guiáramos por las opiniones de Fernández, la república no tendría sentido práctico. Según su manual, habría que votar a un presidente y el que gana no estaría obligado a cumplimentar las normas que regulan el comportamiento entre el Ejecutivo y los demás poderes del Estado. Monarquía difrazada de democracia electoralista.


EL SENTIDO DE EXISTENCIA DE UN ESTADO


Los más antiguos poblados descubiertos por los arquéologos mostraron que el ser humano decidió construir un Estado sobre dos pilares principales: la seguridad y el comercio. Se juntaban, conformaban normas de convivencia y elegían a las autoridades que estaban obligadas a hacerlas cumplir. Con el transcurso de los siglos, estas normas evolucionaron y conformaron constituciones, leyes y reglamentaciones. Cuando éstas no se cumplen, la existencia misma del Estado deja de tener sentido.


Una de las principales circunstancias que generaron el proceso degradatorio de la Argentina fue, justamente, que los gobernantes de turno, y la mayoría de población, incumplieron con esa regla básica: respetar y hacer cumplir las normas. Esta constante transgresión se evidencia con el incumplido primer artículo de su constitución: “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal, según lo establece la presente constitución”. De este mandato constitucional, los argentinos cumplen -y sólo en parte- con la forma de la democracia representativa. Lo hace a través de los actos electorales. Luego de ellos, los vencedores sólo simulan acatar las formas republicanas y federales, o peor aún, interpretan esas formas a su gusto y conveniencia personal. A tal extremo llega este exceso interpretativo que cuando escuchamos a algunos ministros del actual gobierno argentino opinar sobre la democracia y la república, da la impresión de que nunca estudiaron educación cívica.


DEMOCRACIA Y REPÚBLICA


Según el conocimiento popular latinoamericano, democracia y república se visualizan como conceptos idénticos. Pero según definiciones modernas, la democracia (del griego, demos por pueblo y kratein por gobernar) es una doctrina política que promueve la intervención del pueblo en el gobierno político a través de su mayoría. En cambio, la república (del latín res-pública por la cosa pública), refiere a la forma de organizar en diferentes sectores autónomos el poder público.


Mientras que la primera república se estableció en Roma con el Imperio, la democracia hizo su aparición histórica en la Antigua Grecia bajo la definición de que la administración de un gobierno podía ser ejercida por una minoría pero para beneficio de la mayoría. Como vemos, la democracia griega no era republicana, así como la república romana finalmente no fue democrática. Una cosa no significaba automáticamente la otra.


El cambio trascendental se produjo en 1787, cuando la Constitución norteamericana dio un giro a las definiciones de democracia y república.


Con respecto a la democracia, adhiere al concepto del griego Pericles (495-429 a.C.): “un gobierno democrático recibe su nombre en razón de que no depende de unos pocos, sino de la mayoría”; pero incorpora la original idea de que el pueblo gobierna a través de representantes de la mayoría y de las minorías, elegidos en forma proporcional a través de un sufragio.


En relación a la tradición republicana, la Constitución norteamericana adhiere a la idea aristotélica de gobernar para beneficio de las mayorías pero amplía su concepto incorporando los derechos que tienen las minorías a controlar a la mayoría gobernante. Propugna una república en la que los distintos intereses se supervisasen y controlasen entre sí. Con esto, se distancia de Aristóteles, cuya hipótesis se apoyaba sobre la administración de los bienes públicos en manos de una clase media predominante sin participación de las otras clases sociales. El establecimiento de los Estados Unidos de Norte América como una democracia republicana y federal, con un sistema integrado por tres poderes coordinados pero independientes, sentó un precedente que sería imitado por la mayoría de los países, Argentina entre ellos.


LA SUMA DE LOS PODERES PÚBLICOS


La democracia se mide no por las cosas extraordinarias que hacen sus líderes, sino por las cosas ordinarias que sus ciudadanos hacen extraordinariamente bien.” John W. Gardner (1912-2002) Ex Secretario de Salud, Educación y Bienestar Social de los EEUU. Escritor, recibió en 1964 la Medalla Presidencial a la Libertad.

¿Cómo se pueden calificar a aquellos gobernantes que habiendo sido elegidos por una mayoría popular gobiernan con absoluta prescindencia de la opinión y control de las minorías, como es el caso del matrimonio Kirchner? ¿Son demócratas o dictadores? Para algunos, son demócratas porque son los representantes legales de una población, por tanto, sus acciones de gobierno están consolidadas por el respaldo que les da el resultado electoral. Para otros, son dictadores de facto detrás de un escaparate democrático. En realidad, parecería que son ambas cosas al mismo tiempo.


Este problema se hizo presente en la casi totalidad de las naciones latinoamericanas, desde el cono sur con la experiencia peronista argentina hasta el norte, con las sucesivas décadas de gobiernos del aprismo mexicano, en los cuales el apoyo popular y la validez democrática fueron utilizados para hacer trizas al sistema republicano, no respetando ni a las minorías ni a las instituciones.


El modo operativo es el siguiente: un Poder Ejecutivo (el presidente de la nación o el gobernador de una provincia o un estado), con un fuerte aparato político y/o económico que lo sostiene, domina al Poder Legislativo a través de una mayoría parlamentaria obsecuente y también logra controlar al Poder Judicial por medio de la facultad que tienen las cámaras legislativas de poder elegir a los jueces o destituirlos mediante juicios políticos. De esta manera, se obtiene, en la práctica, la suma de los poderes públicos, aunque, formalmente, todo suceda bajo la pantalla de la democracia. A esta concentración de la fuerza pública, se le agrega la persecución política y extorsión económica a los medios de comunicación, empresarios, obreros, o cualquier otro sector de la sociedad que atine a contradecirlo o apoyar a las minorías opositoras. Como si esto fuera poco, en la Argentina, la mayoría de sus gobernantes -incluidos los Kirchner- intentan, y en general lo logran, modificar las constituciones (en especial las de las provincias) para permitir sucesivas reelecciones y así mantenerse el mayor tiempo posible en el poder.


En este punto, es apropiado traer a colación ese antiguo refrán que dice “la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer”. Es que, analizando las constantes encuestas que se realizan en el país, es evidente que, para gran parte de su población, no tiene demasiada importancia el hecho de que el gobierno respete o no a las instituciones republicanas. Siempre preocupados por la falta de dinero, la desocupación, la miseria, la seguridad, la corrupción y otros males endémicos, la gente no relaciona el estado republicano con el desarrollo socio-económico del país, por lo que, para esa fracción del pueblo, la agresión por parte del gobernante ejecutivo de turno hacia las instituciones y otros sectores sociales, son sólo una formalidad sin mayor relevancia y no resulta ser un motivo valedero para quitarle el apoyo electoral.


Este desinterés por la forma republicana de gobierno es uno de los más graves errores éticos y económicos en que incurren las naciones subdesarrolladas pues, los países desarrollados mejoraron su calidad de vida y promovieron una evolución económica gracias al respaldo que sus pueblos proporcionaron al funcionamiento adecuado e independiente de sus instituciones republicanas.


En los Estados Unidos y en Australia, estas dos tradiciones diferentes, la democrática y la republicana, han convivido en concordancia, en especial durante el Siglo XX. Éste acontecimiento permitió un funcionamiento previsible de los distintos poderes del Estado. Con ello, los “fusibles” administrativos se activaron adecuadamente ante los errores de los gobiernos, las leyes o sus aplicaciones no se modificaron de acuerdo al capricho o interés del poder ejecutivo, y el pueblo accedió a su seguro social, de salud, empleo y demás asistencias, gracias a sus instituciones y sin depender de un gobernante convertido en “mesías salvador”.


EL PERONISMO


La codicia de poderes es la más flagrante de todas las pasiones” Tácito Cayo Cornelio (55-120 D.C). Uno de los más grandes historidores romanos.


En la Argentina, por el contrario, ha sido muy común la búsqueda de líderes fuertes a los cuales se les atribuye la capacidad de “sacar adelante al país”. Cada vez que en la Argentina apareció un conductor de estas características éste no sólo no fue garantía de desarrollo sino que se convirtió, al mismo tiempo, en “salvador y carcelero” al generar la inevitable dependencia que deriva del hecho de que el poder de los líderes no se transfiere, no pudiendo generarse, entonces, la independencia necesaria para un desarrollo sustentable basado en las instituciones que, inevitablemente deben trascender a los líderes.


Durante cuarenta años de los últimos sesenta y cinco transcurridos, la Argentina ha sido gobernada por el peronismo que está implantado en el centro mismo de la emotividad popular. Es un movimiento político que no nos dice nada acerca de su ideología. “Un peronista podría ser un nazi, un fascista, una especie de marxista, un demócrata, un totalitario, un reaccionario, un progresista, un neoliberal, un estatista o cualquier combinación concebible de dichas alternativas” (1). Por ello, siempre fue capaz de engendrar personajes tan diversos como el mismo Perón (su impulsor), Evita, Ítalo Luder, Isabel Martinez de Perón, López Rega, Rucci, Vandor, Cámpora, Menem, Juarez, Hugo Moyano, Rodríguez Saa, Duhalde y Kirchner, entre muchos otros. 


Pero a pesar de su enorme incidencia en la involución del país, gran parte de la gente sigue apoyando a este movimiento de manera sistemática y desde el sentimiento, la identificación social o los intereses económicos, no reconociendo ni aceptando su parte de responsabilidad histórica en el retroceso económico e institucional de la nación. Es este mismo movimiento el que ha expresado una y otra vez, a través de sus representantes, que la corrupción, el autoritarismo, la carencia del respeto por las minorías y las instituciones republicanas independientes son “males menores” en el camino que conduce a cumplir con el “destino de grandeza que el mundo le reserva a la Argentina”. No está de más aclarar que si a la población que representa al movimiento político mayoritario de un país no le interesa especialmente cumplir con las “formalidades” republicanas, en esa nación no funcionará correctamente el concepto de la división de poderes públicos ni se cumplirán imparcialmente las leyes que reglamentan la vida social y comercial de sus pobladores.


Para muchos, es claro que la democracia es, a la fecha, el sistema más equitativo pues es lógico que deban gobernar los más votados, pero es la forma republicana la que le da el sentido de justicia y posibilita el desarrollo socio-económico de un país. Sin el ejercicio pleno de los preceptos que emanan de la república, la democracia se convierte, principalmente, en una forma política en la cual los pueblos votan a sus gobernantes entre una pluralidad de posibilidades ideológicas. Esto hace que no se puedan trasladar los valores del modelo democrático a una convivencia social y que las poblaciones de la mayoría de las naciones latinoamericanas transiten, en la actualidad, un sistema de democracia principalmente electoralista.


Sería bueno recordar, a título de ejemplo, que los regímenes conducidos por Hitler y Mussolini fueron votados por la gran mayoría de su población. Esto nos indica que sin la república, la democracia puede llegar a ser sólo una cosa de número, “y el número, ya lo sabemos, es indistintamente liberal, conservador, radical, peronista, fascista o comunista” (2).


DESDE ADENTRO


No es perezoso únicamente el que nada hace, sino también el que podría hacer algo mejor de lo que hace” Sócrates (A.C. 469-399) Filósofo griego, maestro de Platón.


Cuando las estructuras de un grupo político, social o religioso están corrompidas o distorsionadas, la mejor solución debe nacer dentro del mismo grupo. Sólo desde allí el peronismo puede depurarse y reconvertirse en un partido político que respete lo representativo, republicano y federal. Espantados por las consecuencias políticas que están ocasionando los horrores económicos y los desbordes agresivos del matrimonio Kirchner -en voz baja los peronistas creen que perderán las elecciones presidenciales del año que viene- pueda ser que se produzca un proceso revisionista de sus pautas políticas. Quizás se trate de una oportunidad inmejorable para mostrar a la población argentina que pueden ser capaces de transformar al justicialismo en una organización política popular pero alejada del populismo autoritario.


Enrico Udenio
13 de enero de 2010

(1): Fuente: James Neilson, Noticias, Octubre 2006
(2): Fuente: Vicente Mazzot, Diario La Nacion, Octubre 2006

20 Respuestas a “LOS DESATINOS INSTITUCIONALES

  1. El neoliberalismo les puede servir a los países que basan sus economías en lo extractivo y en servicios, en cambio, en las economías industrializadas produce el efecto de bombas de neutrones. La Argentina exporta reactores nucleares, fabrica satélites para la NASA, poderosa agroindustria, automóviles… Kirchner y la señora Cristina han administrado de modo razonable y, sobre todo, han tenido que corregir los terribles desajustes que dejaron sus antecesores

  2. Dijo un filósofo político, hablando de las formas de gobierno, que estos se clasifican en «buenos» y «malos».
    Si el árbol se conoce por sus frutos, tenemos que convenir que, después de los excelentes gobiernos habidos en la Argentina entre 1880 y 1910, lo mejor fue el primer gobierno peronista de 1945/51.
    Entonces tal vez los justicialistas más que hacer una «autocrítica» por el accionar de infiltrados que lograron copar el movimiento, como Menen o Kirchner, lo que tenemos que hacer es volver a las fuentes.
    El justicialismo en sus orígenes fue un NACIONALISMO PROGRESISTA. Su principal cuidado era que el país no fuera llevado de la nariz por ninguna potencia o grupo económico de afuera, sea este capitalista o marxista, ni tampoco por una minoría oligárquica conservadora interna.
    Esto no solo resulta de la doctrina (algo imprecisa) que emanaba de los escritos y discursos de Perón, y de las acciones concretas del gobierno, sino también de ver cuales fueron sus «enemigos», concentrados en la «unión democrática» (embajador de EEUU Braden, liberales, radicales, conservadores reaccionarios, y todos los grupos de ultra izquierda- Una mezcla que parece extraña, pero en realidad tiene su lógica).
    El nacionalismo progresista no reniega del mercado, pero lo somete a un control estatal, para evitar que pueda perjudicar los intereses del País (tal como ahora hace China). Respeta la propiedad privada, pero procura que todos o la mayoría tengan acceso a ella. Es decir que en algunos casos sería procedente la expropiación, la reforma agraria, etc.
    Sobre todo pretende elevar la condición de vida de todos los habitantes, a través del trabajo productivo, y salvaguardar la soberanía de la Nación.
    Por eso el peronismo tuvo y tiene todavía tanto éxito. Porque representa los anhelos de la mayoría de los argentinos.
    Lamentablemente los argentinos (no solamente los peronistas) carecemos de los buenos dirigentes que en su momento tuvo EEUU, Alemania, Japón, y ahora China. Este es nuestro problema central, sobre el que todos deberíamos trabajar unidos, pese a las diferencias, dedicándole todos nuestros esfuerzos.
    Tal vez ya no se justifique la denominación de «peronismo» ni de «justicialismo», pero el corazón, la esencia de la doctrina, sigue plenamente vigente. Se trata de formar una nueva generación de dirigentes patriotas, honestos y capaces, que únicamente puede surgir de un pueblo maduro y culto.
    Como ya dijeron otros comentaristas, el mal es un mal de País, no de la doctrina justicialista.

  3. Cristina Kirchner no es una monarca oficialmente reconocida como tal pero llegó al poder con el estilo de una monarquía (elegida por su marido y sin elecciones internas partidarias) y gobierna como una monarca (a través de los DNU).
    Sabías que desde 1983, el año que recuperamos la democracia, todos los presidentes llamaron a legislativas extraordinarias porque el pais no podía darse el lujo de tener tres meses «cerrado» el Congreso. Pues bien, nuestra reina Cristina decidió los ultimos dos años darle vacaciones. ¡Total, ella puede gobernar con los ya famosísimos decretos de necesidad y urgencia!!!! Sí. Asi es. Son los mismos DNU que ella, desde su función como senadora y cuando era otro el presidente (no su marido, por supuesto) fue una de las más acérrimas detractoras.
    Me cuesta comprender que algunos puedan vivar este estilo monárquico del manejo del poder.

  4. desde cuando los monarcas son elegidos por el voto popular, conozco muchos quwe llamaban a los golpes militares y cuando estos llegaban , miraban para otro lado distraidos y diciendo despues que no sabian que estaba sucediendo(y aqui pienso tambien en grandes secores de la clase media) que hoy son grandes defensores de la institucionalidad mientras miran envelesadas al primer transgresor de las mismas : el patetico vicepresidente cletocobos, O no hay partidos de la oposicion que aportaron comandos civiles, ministros e intendentes a la dictadura, o alguna pitonisa imparable fue fiscal de la ultima ultima.mientras otros vivieron al calor de los negociados con el estado en la epoca de menen¿quieren nombres , son facilmente identificables-

    • Roberto,

      Hay que ser honesto al escribir un comentario sobre la participación de los demás! O hemos involucionado ya tanto en la educación, que se ha perdido la capacidad de comprensión lectora?

      Aquí nadie ha escrito que «los monarcas son elegidos por el voto popular».

      Aquí se ha escrito, que en un gobierno elegido democráticamente, debe respetarse ADEMÁS del voto de la mayoría, la forma republicana de gobierno según establece la Constitución.
      Ahora sí entiende?

      Cuando un gobierno democrático, no respeta la Constitución Nacional, ignorando al Poder Legislativo, incidiendo coercitivamente sobre el Poder Judicial, e ignorando a las minorías, por más que haya sido elegido por el voto popular, se conduce «monárquicamente», porque no considera admisible la distribución de poder que justamente es el reaseguro de cualquier democracia verdaderamente representativa.

      Por otra parte, no quiero dejar pasar, el resto de su comentario, porque francamente YA ESTOY HARTA de la manipulación y amedrentamiento psicológico que ejercen sobre los ciudadanos apelando a la mención de las dictaduras militares de hace 40 años.

      O tienen muy bajo nivel intelectual, o un defecto neurológico por lo cual no pueden evitar el fenómeno de la perseveración patológica, o MUY MALA FE, para intencionalmente esquivar los problemas centrales del país, y derivarlos hacia un discurso tramposo y circular – cerrado en sí mismo- que impide que se puedan expresar con libertad «LOS DESATINOS INSTITUCIONALES» de este gobierno.

      Cualquier mención crítica, se transforma en «apoyo a la dictadura militar».
      Y sabe qué Roberto?
      BASTA! basta de insultarnos.

    • ¿Pero qué tiene que ver una cosa con la otra?
      ¿Todavía seguís con la cantinela de algo sucedió treinta años atrás????
      ¡Basta! Tenemos que construir algo que nos ponga a la altura de los demás países desarrollados.
      ¡No trates de manipular la cosa trayendo lo de la dictadura y los desaparecidos!!!!!

  5. Estimado Enrico:
    Soy docente de la provincia de Buenos Aires. He terminado de leer «Corazón de Derecha, Discurso de Izquierda» y me pareció muy bueno en sus reflexiones y observaciones; tanto es así, que incorporaré el libro en mis clases del nivel terciario en formación docente.
    Además, pondré una recomendación en mi sitio apenas tenga unos minutos de tiempo.
    Lo felicito por esta bitácora, todas las entradas que realiza para compartir con los demás pensamientos tan lúcidos.
    Muchas gracias y le dejo un gran abrazo.

  6. Con respecto al peronismo, creo que es un mal necesario, ya se ha demostrado que es el único partido capaz de gobernar este país.
    El verdadero peronismo murió junto con Perón. Habría que rescatar al Perón que volvió del exilio con una mentalidad completamente distinta después de haber estado en varios países sudamericanos y en Europa. Lamentablemente murió demasiado pronto dada su avanzada edad y sus problemas de salud. ´
    Señor Udenio, por favor informenos en su blog en cuanto publique un nuevo libro. Ahora estoy leyendo el Postkirchnerismo de Mariano Grondona que me regaló un amigo.

  7. Excelente la distinción entre democracia y república. Se podría sintetizar diciendo que una cosa es la representación y otra las formas.
    En cuanto al sistema republicano faltaría añadir los ideales fraceses que impregnaron la revolución de mayo y entre los más importantes podemos citar a Rousseau, quien pregnaba por fortalecer al poder legislativo y Montesquieu quien pregnaba por fortalecer al ejecutivo en la eventual república.

  8. Por mi parte, soy pesimista con respecto a la posible evolución para mejor del peronismo. Sólo eso ocurriría si peligrada su mentenimiento en el poder. Pero, como dice el artículo, la sociedad argentina no está interesada en la democracia republicana, no por estupidez sino por falta de ejemplos históricos y de conocimiento. De esa sociedad surgió el peronismo y otros partidos que tratan de imitarlo como el radicalismo.

  9. Borges fue un excelente escritor, y es un orgullo profundamente argentino.
    En cuanto a sus ideas políticas, nada más alejado de un concepto de república, y de un sentimiento de compromiso con su tiempo histórico. Es verdad que pueden resultar simpáticas varias de sus ironías, pero por su habilidad y delicadeza, no por los contenidos. Obviamente detestó al peronismo, tanto como los de su entorno inmediato.
    Hubiera sido interesante, que alguien le hubiera preguntado «Qué es un conservador?»

    Del mismo modo, modernizándonos, podríamos imaginar un diálogo con «X», en el cual si la pregunta fuera «Qué es un liberal?» La respuesta sería: alguien que dice ser liberal para defender su individualismo y las ventajas personales».

  10. Excelente Udenio. Pero quiero incluir la opinion de Borges cuando le preguntaron que era un peronista? Y Borges respondio: es una persona que dice ser peronista para tener alguna ventaja.

  11. Estimado Udenio,
    He leído su trabajo y me pareció excelente el discernimiento entre la democracia y la república. Reconozco que no lo tenía tan claro, así es que le agradezco su claridad conceptual al respecto, y las referencias filosóficas e históricas correspondientes.
    En anteriores comentarios, expresé que la pasividad demostrada por la mayoría de la población ante el sobreseimiento veloz que efectuara el Juez Oyarbide del matrimonio Kirchner sobre la causa por enriquecimiento ilícito – algo por demás escandaloso-, denotaba una gran falta de madurez cívica. Debería agregar también que pienso que es por esta misma razón, que todas las acciones en el gran escenario de la política siempre van acompañadas de intensas emociones que suscitan a su vez reacciones intensamente emotivas en los ciudadanos – muchas de las veces llegando hasta el máximo descontrol-, quedando sin embargo sistemáticamente a un lado la consideración de las cuestiones vitales o cruciales para el logro del bienestar. Están siempre asociadas la inmadurez con la hiper-emotividad.
    Sin embargo, al leer su trabajo encuentro más coherente pensar en que no hay consenso ni claridad sobre la forma de organización republicana. Supuestamente, en nuestro país siempre aparecía la “república” al menos más mencionada en la discursiva radical que en la peronista, más proclive a una idea de “nación”, pero sobre esto, no puedo avanzar porque necesito reflexionar e informarme más.
    Coincido con su sugerencia –no sé si calificarla de “optimista” por el comentario anterior de Mignie- sobre la posibilidad de un cambio futuro en el peronismo, impulsado por un análisis y autocrítica, sobre todo debido a los dos últimos gobiernos justicialistas. Me refiero a los de Menem – Kirchner, tan opuestos en lo ideológico y tan similares en las consecuencias de retraso económico e iniquidad en el bienestar de la población. Y ambos peronistas? … Tanta contradicción podría llevar a los más racionales a una revisión interna y modificación de sus propias pautas políticas.
    En lo que no estoy del todo de acuerdo, o al menos me parece que es algo “ligera” su aseveración sobre que es un movimiento “sin ideología”. Parece que me estoy contradiciendo después de mencionar justamente lo opuesto entre un Menem y un Kirchner, no?
    Pero por definición, no existe una “no ideología”, y menos en un movimiento político. En lo concreto, no olvidemos que su origen fue el gobierno de Perón, quien realizó cambios significativos en el bienestar de los trabajadores, en el cumplimiento del pago de salarios y horas de trabajo, creación de más escuelas y hospitales públicos, las leyes sociales, el voto femenino, la eliminación de las dos clases para viajar en tren, etc. etc., en síntesis, un cambio crucial – mal que les pese a los conservadores- en las formas de organización y manejo elitistas que seguían primando en este país (y pese al segundo gobierno de un Yrigoyen).
    La ideología del peronismo es lo popular, centrar las acciones teniendo como referencia las necesidades del pueblo. En su momento hizo posible una movilidad en las clases sociales, un ascenso y desarrollo de una clase intermedia, que tuvo la oportunidad de estudiar y formarse en escuelas públicas de buen nivel. Hay otras ideologías opuestas además de la conservadora antes mencionada. La pregunta es, si en los países desarrollados fue necesario un movimiento popular para crecer? No en todos pareciera ser. Otra pregunta es, sobre lo que Ud. concluye al final de su artículo… es posible un movimiento popular sin que el populismo sea un justificativo para el autoritarismo?

    • Mar: El esquema de poder de los Kirchner y de Menem es casi igual, la diferencia radica en que los primeros son prácticamente monarcas que utilizan la bandera ideológica como excusa para un proyecto económico, en el cual la única finalidad es constituir un capitalismo de amigos. Los extremos son siempre malos ni el libre mercado es viable, ni el estatismo intervencionista lo es tampoco. Desde mi punto de vista, una de las vosas que siempre falta en este país es el equilibrio en todos los niveles.
      No podemos pretender mucho cuando el 50% de la población no sabe quien fue San Martín.

      • Leandro:
        De acuerdo, justamente yo me refería a la diferencia ideológica. Menem también fue un monarca, rodeado de obsecuentes, y se enriqueció tanto él como sus amigos cercanos y convenientes aliados políticos. Por eso decía que para los peronistas es una gran contradicción, y les faltan respuestas para poder explicar dos gobiernos peronistas corruptos por demás. Antes tenían toda la excusa puesta en Menem …»y qué querés con ese… se cree que es un jeque, no es un verdadero peronista»… me decían. Y ahora? resulta que tampoco son «verdaderos peronistas»? Por eso, algo anda bastante mal en el peronismo, y son ellos los únicos que pueden tomar consciencia de la necesidad de realizar un cambio. Los más lúcidos, ya tienen que haberse dado cuenta que el atropello, la falta de consenso, la injerencia sobre la justicia, el ninguneo al legislativo, y la corrupción, es algo que la ciudadanía ya no tolera… porque tienen bien en claro que al sepelio y entierro de Alfonsín, el pueblo no acudió masivamente porque sí. El que quiera entender, que entienda.

  12. muy bueno como siempre. será aplicable acaso aquella frase también atribuida a Borges que decía que la democracia es un abuso de la estadística? Saludos

  13. Confiar en que desde el propio peronismo pueda hacerse carne la necesidad de conseguir que nuestro país retorne a su identidad republicana es, en mi opinión, creer que es posible que el olmo dé peras.
    Yo he vivido todos y cada uno de los momentos en que gobernó al país e inclusive he tenido trato con su figura generadora y, desde mi experiencia personal, me animo a descreer que eso sea posible. No voy a decir que no tengan la voluntad de solucionar los problemas que se presentan.
    En lo que disiento es en que para ellos se hace necesario contar en todo momento con la suma del poder porque no saben aceptar la crítica o la oposición.
    Desde el Perón que encarceló a Balbín porque en él veía la cabeza visible de la oposición hasta el Kirchner que destituyó al procurador de Santa Cruz, cada vez que tuvieron en sus manos el poder, trataron de tra! nsformarlo en EL PODER TOTAL Y ABSOLUTO aunque con ello hayan tergiversado su origen auténticamente democrático e intentaron convertirse de mandatarios en mandantes. Y como bien dijo Borges, «ni buenos ni malos; incorregibles».
    Solamente aparentan ser capaces de consensuar cuando pierden una elección y a veces ni así. Y como la experiencia indica que su movimiento tiene tantas cabezas como la Hidra, aún en el caso de ese neoperonismo que en estos momentos asoma como una versión diferente de lo que conocemos, nadie puede garantizar que en el supuesto de que finalmente asuma el control del partido, no sea una remake de aquello que ya vivimos los que tenemos suficiente edad.
    Es evidente que una gran masa de la población aún hoy sigue manteniendo, por costumbrismo, por inercia o por el motivo que sea, su voto cautivo de las promesas nunca cumplidas y repitiendo el «síndrome de Estocolmo» sigue enamorada de quien les mantiene encadenado a la pobreza y al desaliento y no creo que exista el poder que pueda cambiar ésto, porque incluso, generaciones jóvenes adhieren a las consignas que hoy ya no tienen aplicación.
    De modo que, señor Udenio, quiero que sepa que carezco de su capacidad de optimismo y me quedo con mi pesimismo crónico, que creo me abandonará el día en que muera.
    Felicitaciones por el blog.

    • Coincido plenamente con este comentario. Lamentablemente, soy pesimista también al respecto. Es en lo único que disiento con Udemio. Tal vez, mas que sentirse optimista el hecho de ser un comunicador, le genere la necesidad de transmitir optimismo. Pero vuelvo a la conocida frase de Borges en cuanto a que ni buenos ni malos, incorregibles. Responsables de haber transformado a la segunda Nación mas desarrollada de América en un país como el que tenemos. Cuando ser les critica, empiezan con la sanata de la justicia social, inclusión etc como si fuesen ellos los inventores de la educación, la sanidad públicas y la participación política. El voto femenino lo muestran como bandera y vino por evolución social. Este fue un país con mobilidad social pero ahora el sistema de clientelismo creó la horizontalidad en lo mas profundo de lo vertical. El peronismi no ama a los pobres, ama a la pobreza tanto material, intelectual o espiritual. La institucionalidad será siempre una abstracción molesta. No son los culpables de todos los males y tienen soçu lado positivo pero como siempre cirspan la paciencia y este es uno de esos momentos de crispación, cuesta reconocerles algo.

      • La «crispación» de Pablo me recuerda una muy buena nota reciente de Ceferino Reato,
        FILOSOFO CRISPADO
        Feinmann, Rucci, la verdad y el poder K
        (http://www.perfil.com/contenidos/2010/01/10/noticia_0012.html),
        y una nota anterior de Udenio «Roban pero piensan como yo».

        Porqué? Pues como dije en mi comentario, esta clase de reacciones emocionales que pueden llevar a alguien a decir » responsables de haber transformado a la segunda nación más desarrollada de américa en un país como el que tenemos» , acusando sólo al peronismo de ello, es tan disparatado como Feinmann intentando ahora negar que fueron los montoneros los que mataron a Rucci -según él, porque aceptarlo llevaría a que también se procese a los guerrilleros y no sólo a los militares-, o la cerrada de ojos frente al enriquecimiento de los Kirchner, que agudamente Udenio describió como “roban pero piensan como yo”, de la mayoría de la intelectualidad de izquierda.
        Las proyecciones…
        La proyección de la progresiva involución del país al peronismo, sí conduce al pesimismo, porque es un indicador de un estado de la sociedad que continúa partiendo, cortando, sectorizando, discriminando, sin verse como una totalidad cultural que todos conformamos, y en cuya dinámica todos aportan, y con una visión de proceso en el que no existe una causalidad lineal, sino una multiplicidad de factores.
        Nadie puede negar los avances en las leyes sociales para los trabajadores del gobierno de Perón (y me refiero a cosas bien concretas, como derecho a jubilación, vacaciones pagas, salarios pagos y no en “especias”, etc.) O será que continúan molestando esas ventajas alcanzadas? Porque varias veces muchos abogaron por retroceder en esas concesiones.
        En cuanto al voto femenino, es obvio que iba a venir “en algún momento como evolución social”. Sin embargo, mal que le pese, es un logro de Perón, ya que Uruguay y Brasil lo tenían desde 1932, Ecuador desde 1929, y todo dependía de la capacidad del gobierno para conducir semejante cambio social –que hoy vemos como lógico, pero que fue muy fuertemente resistido por los hombres-. En otros se llegó recién en la década del 60.
        En cuanto a los hospitales y las escuelas, nadie piensa que “inventaron” la salud pública o la educación pública, pero fíjese el año en el que fueron construídos la gran mayoría de los hospitales y escuelas. Dese una vuelta por el interior. En muchas provincias, luego no se volvió a hacer nada.
        En síntesis: no tanta «sanata» como Ud. dice.
        Las cosas por su nombre y en su verdadero lugar.
        La frase de Borges es brillante, pero para los argentinos. Los argentinos son incorregibles. Los argentinos no respetan la constitución ni las leyes o las «acomodan» a su interpretación. Los argentinos son transgresores. Los argentinos vivaban a Menem bajando las escalinatas del Teatro Colón junto a María Jula Alsogaray…

    • Muy interesante, pero su reflexión sobre el peronismo me hace acordar de las leyendas en los muros tras la muerte de Perón. «Muerto el perro, se acabó la rabia», solo días después aparecieron otras que rezaban «Somos la rabia». Difícilmente una idelogía de raíz fascista como el peronismo pueda ser permeable a remedios republicanos. Personalmente no creo en que ese tipo de evolución sea posible. Perón fue el ideólogo conservador mas brillante de la Argentina, que construyó un andamiaje fascista basado en el populismo y el nacionalismo en una época particularmente propicia de las circunstancias historia del mundo para mantener su poder. Si debiera compararse el éxito relativo de otros fascismos en el mundo como el de Musssolini o Hitler, debemos advertir que el peronismo resultó muchísimo mas exitoso: la estrategia, la metodología, la ideología y el discurso peronista que llega al poder sigue siendo el creado por Perón. La falta de conocimiento de la historia, junto a la falta de práctica y conocimiento de las normas que rigen la República y la intolerancia ideológica por parte de los ciudadanos,- herencia tanto del peronismo como de los gobiernos militares- amenazan con perpetuar este estado de cosas.

Replica a Mar Cancelar la respuesta